BUENOS AIRES (AFP). El gobierno de Cristina Kirchner rechazó ayer las críticas de Estados Unidos sobre presuntos hechos de corrupción en Argentina, que fueron publicados por el diario español El País al citar revelaciones del portal WikiLeaks, pero la oposición apoyó las denuncias.
Estados Unidos “se está empezando a dar cuenta de que ha tenido funcionarios en distintos países que son hermosos cachivaches y mamarrachos que no trabajan y se encargan de agarrar portales criticones o amarillos contra el gobierno como si fuera una gran investigación”, dijo el jefe del Gabinete, Aníbal Fernández.
Los cables revelados por WikiLeaks aluden a supuestos hechos de corrupción y a eventuales maniobras del Gobierno para debilitar a los organismos encargados de investigar esos casos.
Uno de esos mensajes relata el caso de un empresario alemán que se habría quejado al ministro de Planificación, Julio De Vido, porque un funcionario de su dependencia pidió soborno.
“De Vido no tuvo interés en conocer el nombre del funcionario”, escribió la Embajada de Estados Unidos.
Los mensajes confidenciales fueron difundidos cuando la justicia encausó a los recaudadores de los fondos para la campaña que llevó a Cristina Kirchner a la presidencia en 2007 por supuesto lavado de dinero.
“Los recientes movimientos del Gobierno argentino socavan la independencia y la eficacia de los organismos con jurisdicción sobre casos de corrupción”, escribió en 2009 la Embajada estadounidense en Buenos Aires, de acuerdo a WikiLeaks.
Según Fernández, esos diplomáticos “afanan (roban) la información berreta (de baja calidad), amarilla, de mala factura, de portales que buscan ser grandilocuentes, y se la elevan a su gobierno para justificar sus sueldos, por cierto bastante buenos”.
En coincidencia con los cables de esa legación diplomática, sectores de la oposición indicaron que el Gobierno apaña la corrupción.
“Lo terrible no son los cables de la embajada, sino que es cierto”, dijo el diputado de la Coalición Cívica, Juan Carlos Morán.
Así, Ernesto Sanz, senador del radicalismo (principal partido opositor), sostuvo que con la corrupción “no puede haber grises: o se la combate a fondo o se la apaña, que es justamente lo que hace el Gobierno”.